Reflexiones · 25/05/2025

“Mantenla viva”

Un año sin mi madre. A veces me parece un siglo, a veces, un minuto.

Ni un solo día he dejado de pensar en ella. Qué diría, qué haría. Qué pensaría.

“Mantenla viva”. No hace falta ni que lo piense, es lo que hago. La mantengo viva aquí dentro, en el corazón. ¡Y vaya si se nota!

Fuera no, fuera no está. Sus cosas, incapaz de tocarlas, de guardarlas o de tirarlas…un año ya…

Estoy de duelo, no importa cómo le llamen, no importa qué estúpida fase de duelo, no importa.

Hay días que ni mirar su foto puedo. Se me encoge el corazón. No quiero oír sus audios y videos. No, aun no. Tenía una voz tan bonita, una sonrisa tan verdadera. Y me quería tanto…nadie me ha querido tanto. Ni podrá quererme como ella lo hizo.

Lo que me duele es que no sepa cómo estoy, qué hago y qué sueños persigo, que no sepa que gracias a ella vuelvo a escribir y a soñar. Que todo lo que aprendí lo valoro ahora más que nunca y lo llamo tesoros. Que sus lecciones no las olvidaré. Que ya no hay excusas para no querer parecerme a ella. Porque demostró ser una buena persona. Y solo debemos aspirar en la vida a ser buenas personas. Ella lo consiguió. Y yo estoy en ello.

La ausencia es realidad. Y se asume, porque la vida se abre paso con fuerza. Todo eso es inexorable.

Pero no poder compartir los sueños…eso es lo más difícil.

Por eso forma parte de ellos. Es motor y aliento, inspiración y memoria. Es razón y sentido.

Es el último y más valioso regalo que me ha hecho.

Te añoro y te lloro. Y siempre seguirás aquí. Dentro de mi corazón.